Me han regalado unos rebollones los padres de Marc que son unos especialistas en buscarlos y encontrarlos. Me encantan y aunque se pueden cocinar de muchas formas a mi me gustan de esta forma tan sencilla.
Se limpian y se colocan con el tallo para arriba en una bandeja para horno.
En un mortero machacamos ajo, perejil, aceite y sal. Lo pincelamos sobre las laminillas interiores y con el horno precalentado a 200º, seis minutos y listos.